J O L G O R I O

Ivo Salamunovic J.
Estocolmo, Agosto 1.999

La intolerancia domina a la humanidad. Los años que pasan se convierten en permanente pesadilla mental. Cuando se sale a la calle o en reuniones de toda índole se escuchan los tradicionales lamentos de carácter personal sin tomar en cuenta los problemas colectivos. Por ejemplo, un personaje dice: estoy en paro, no consigo trabajo, el reumatismo me agobia, no tengo descanso, este clima infernal es insoportable en el invierno, no soporto el frio, mis hijos andan por su cuenta, mi mujer me dejó, solicité un préstamo y el banco me ha negado, los amigos se alejan, soy obrero calificado, pero los "robots" mecánicos controlan la producción, todo está automatizado y me siento controlado.

Hace ocho años que estoy radicado en este bello país y gozo de una relativa comodidad, me gané la confianza de muchos amigos hispano hablantes, más que nada de mis cuasi compatriotas bolivianos. Tengo mucho tiempo libre para dedicarme a reflexionar sobre diversos tópicos de la vida pasada y presente, no me animo vaticinar el futuro que lo miro con lentes oscuros y mi pesimismo se impone al optimismo. En las reuniones sociales sean de carácter festivo, familiar, cultural, visitando a los enfermos, en los bautizos, matrimonios y hasta en los velorios se logra conocer algunas intimidades de nuestros prójimos que salen a la luz del día como los "trapitos al sol." De la infinidad de problemas cotidianos hoy se me ocurre enfocar el crucial tema de la mujer inmigrante en este pais de la abundancia. En contactos amistosos he podido observar discretamente algunos casos que trataré de enfocar desde mi punto de vista. Muchos casos son reales en los países nórdicos, en Europa, en Estados Unidos, en Japón, Australia, Nueva Zelandia y hasta en África. El fenómeno de la inmigración es tan antiguo como la existencia de la raza humana. En la biblia se conoce el éxodo del pueblo de David en busca de tierras fértiles para trabajar y alimentarse. Durante los imperios dominantes a través de la historia, los hombres salían de su habitat natal en constante afán migratorio buscando siempre mejores condiciones de vida. Los empobrecidos habitantes de Europa y de los paises árabes invadieron las tierras vírgenes del continente americano después de Colón y durante varios siglos explotando y cometiendo atrocidades en beneficio propio. Para introducir mi tema puedo decir que desde chico escuché hablar de la prostitución sin captar su significado. Al paso de los años iba conociendo lo que se decía que era un pecado carnal que ejercen algunas mujeres por diferentes razones. Recuerdo la frase del genial Cantiflas en una de sus películas moralistas cuando le dijo a la protagonista "no te dé vergüenza ejercer la profesión más antigua del mundo." Durante la dulce vita de los primeros años en el gran Potosí tuve muchas ocasiones de conocer casos lamentables de las protagonistas en el negocio de la prostitución. No es oro todo lo que brilla y la "culta sociedad" tiene parte de culpa por menospreciar a las doncellas que solicitan trabajo por necesidades familiares, al negárseles la oportunidad ellas caen en las garras de los que negocian con el dolor ajeno. Desesperadas al no poder llevar un socorro a su familia hambrienta se entregan al "dadivoso" vecino que cobra por adelantado. Una damita de la capital sufrió el engaño del novio, que le ofrecía llevarla al registo civil,... pero quería un adelanto. Decepcionada tropezó en la calle con una compañera colegial y le dijo que de vergüenza no podía volver a su casa, que deseaba viajar a cualquier parte. La amiga la consoló diciendo: "mañana viajo a Potosí y nos alojaremos en la casa de mi tía." La frustada novia no podía imaginarse que la "tía" era la dueña de una casa de citas. Escuché de una que dijo: tengo que trabajar para hacer comer a mi hijo de padre desconocido. Muchas otras llegan al mismo destino, por la necesidad, por la ambición, por la venganza o porque no sabían qué hacer en momentos ofuscados. No deseo recriminar ni justificar la prostitución que campea en el mundo capitalista, en el socialista, comunista o en el democrático. El ultraje, el menosprecio, los bailes y el licor las convierte en simples mercancías que venden su cuerpo al postor del turno. El tráfico moderno de las inmigrantes pobres de los países en desarrollo a Europa se anota en listas escalofriantes y despistan los controles aduaneros con falsas promesas de trabajos domésticos. Pocos casos se denuncian pero las mafias encargadas de trata de "blancas" hacen estupendos negocios con la dignidad femenina.

La últimas noticias divulgadas por la prensa dicen;- "Más de 20.000 jóvenes inmigrantes obligadas a prostituirse en España" En los paises africanos las cifras son aún más abultadas, asimismo en la India y naciones vecinas.

En los países donde las casas de citas gozan de licencia legal existe un determinado control sanitario y protección social, pero en muchos otros se prohibe terminantemente el funcionamiento de esos locales, poque la "culta" sociedad ve con malos ojos a las mujeres que venden los favores, en cambio tienen en vigencia leyes tan retrógadas como las que se dictaban en el foro romano hace dos milenios poniendo en subasta pública a las mujeres como un objeto comercial.

Durante varios siglos el inmigrante común fue siempre masculino y una vez establecido enviaba dinero a sus familiares para que se reunieran con él. Muchos de los países en actual apogeo económico tuvieron que enviar a miles de sus súbditos en busca de mejores condiciones de vida a América. Ahora ya que está superada su crisis económica se limitan aceptar inmigrantes necesitados. Los europeos han mendigado antes por el nuevo mundo, pero ahora cuando mejoraron su estándar de vida se niegan ayudar a los que solicitan una justa retribución.

Me refiero a la aflictiva situacion de la mujer sudamericana en vísperas del nuevo milenio. Muchas salen a la aventura, otras porque quieren superarse, pero también existen mujeres cultas y profesionales que desean abrirse campo en tierras lejanas. De hecho se les exige disponer del pasaje de retorno en un tiempo previsto. Las mujeres con grado académico pueden demostrar su capacidad laboral en su especialidad profesional, artesanal o de otra índole, pero la LEY no las acepta si no presentan una garantía y lógicamente el hombre se presta "encantado" a firmar un compromiso, formal, porque así sin ningún esfuerzo puede disponer "legalmente" del servicio gratuito de la doméstica y amante por un par de años, (sin ninguna retribución monetaría) lo que en términos reales significa la prostitución obligada hasta que recibiera el permiso de residencia. Sé que muchos casos son justificados y que algunas parejas llegan a culminar con éxito la experiencia prematrimonial. En cambio la mayoría terminan decepcionadas, fracasadas en su empeño de encontrar un ideal. Considero que la frustración sentimental le ocasiona a cualquier mujer la desconfianza en sí misma y la somete a una permanente tensión síquica.

En un noticiero mexicano escuché esta versión novedosa. Un señor legislador impuso en la región donde gobernaba el año 1.851 obligación que los funcionarios del registro civil le lean a la novia este curioso decreto antes de unirlos en matrimonio: "Yo Maria...... prometo serle fiel a mi marido, quererlo, respetarlo, venerarlo y obedecer ciegamente sus órdenes, no contradecirle nunca y estar siempre pendiente para servirle con abnegación."

El autor de este texto era un hombre soltero, nunca se casó, pero su "ley" sigue actualizada y la actual generación joven protesta y reclama la abolición de semejante ultraje a la mujer. Dice además, que el marido tiene la obligación de repetirle ese "sermón", cada vez que lo considere por conveniente.

Deben haber más casos similares en el mundo y considero opotuno que las mujeres eleven su voz de protesta en los cinco continentes y digan en voz alta BASTA de ultrajes. Reclamamos igualdad de derechos y obligaciones entre hombres y mujeres sabiendo de antemano que esta frase figura en el programa demagógico de todos los políticos del mundo, sin que ningún estado miembro cumpla la referida disposición de los derechos humanos. Estadísticamente se sabe que el sexo femenino es mayoritario en el globo y deberían exigir que se respeten sus derechos para no seguir bajo la tutela de leyes burlescas dictadas por los machistas.

Me dirán que los hombres también solicitan ayuda femenina para obtener el permiso de residencia, es cierto, pero los hombres somos........... el hombre: vive, comparte, disimula y es libre de actuar durante los dos años de prueba, pero la mujer no, ella está vigilada y controlada, al menor descuido pierde el apoyo "legal" y lo único que hizo..... no quiero decir, se entiende.....

Sin dudas recibiré muchas criticas, pero seguiré en esta campaña para inculcar ánimos al sexo femenino para que reaccione y exija de los poderes estatales y de las Naciones Unidas que no los obliquen a ser presas del dominio machista en este mundo mal llamado "civilizado."


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